COMEDIA DE COMEDIANTES (Por Domingo Adalberto Galli)
A la comedia de nuestro cariño no le faltaron actos.
Hubo, tal vez, escenas recordables,
diálogos antológicos,
momentos culminantes
propios para el aplauso o las lágrimas.
Hubo silencios largos, inquietantes;
absurdos parlamentos sin sentido,
palabras que debieran olvidarse o que serÃa mejor
que no se hubiesen dicho
y hasta algunos fantasmas del pasado
ocultos en las sombras de sombrÃos rincones
o entre olvidadas páginas de un olvidado libro.
A estos juegos de luces como cortocircuitos
que incendiaban el aire
le seguÃan luces fijas, increÃblemente blancas,
veladas con papeles celofanes azules, colorados o amarillos.
Las bambalinas y el telón de fondo
jugaban con los ecos que, a veces, se morÃan
contra el telón de boca abierto a contratiempo
o apenas entreabierto.
A la comedia de nuestro cariño no le faltaron actos,
ni escenario,
ni luces de mágicos efectos,
ni actores confundidos con esos personajes
de espumas y de nieblas.
A la comedia nuestra puede que le faltara
(porque la improvisamos momento tras momento)
un poquito (no mucho) de argumento.
Domingo Adalberto Galli