UNA JOVEN DE 100 AÑOS LENTAMENTE SE MUERE

En Lobos, provincia Buenos Aires, sin que a autoridades ni a vecinos les importe, doña Araucaria Angustifolia, joven centenaria de raigambre ancestral, se muere sin remedio. Esto, que en el mejor de los casos podría decirse que se trata de desidia, es, por lo contrario, un hecho grave. Al que podría – ¿debe? – considerarse, casi, como Abandono de persona. No obstante, y por ahora, a efectos de no enredarnos en discusiones bizantinas, dejemos este introito en manos de la Justicia, que, si cierto que lenta, no nada en parcialidades ni incurre en desatinos, y arriba, siempre, a rectas e inapelables Sentencias.

Dicho esto, vayamos al meollo de este lamentable suceso. Despejemos la incógnita.

¿De quién se trata? ¿Quién es esta joven centenaria?

Bien. Se trata de un árbol. Sí, sí, de un árbol. (esto desbarata la hipótesis de abandono de persona, lo que no quita gravedad a los hechos) un árbol que quizás sea el más alto y antiguo de la plaza Tucumán de Lobos, una araucaria angustifolia centenaria. Estos ejemplares, suelen alcanzar los 35 metros de altura, y en ocasiones, los 50. Hay varias especies de araucaria. La araucaria araucana, verbigracia, es una de las 19 especies conocidas. La araucana, es de lento crecimiento y gran longevidad, pudiendo superar los 1000 años. Endémica de la zona del Pehuén de los bosques subantárticos, en el extremo noroeste de la Patagonia argentina y en el centro-sur de Chile, estando distribuida en zonas muy restringidas de la cordillera de los Andes y, en menor grado, en la cordillera de la Costa chilena. También otras especies crecen en Suramérica. Así, por ejemplo, la araucaria angustifolia pino del Paraná, pino misionero, pino Brasil, araucaria misionense o curý, es una especie arbórea perteneciente a la familia Araucariaceae. Tiene su área de dispersión natural desde los 19º de latitud sur en el estado meridional de Brasil, Mina Gerais, Rio Grande do Sul, hasta los 30° latitud sur en Argentina, nordeste de la provincia de Misiones.

Pero nuestra vecina, doña Araucaria Angustifolia, vive en Lobos, puntualmente en la plaza Tucumán, una de sus bellas plazas. Pervive entre plátanos, palo-borrachos, y otros ejemplares. ¡Y se está muriendo! ¡Se está muriendo! Bajo sus altas ramas pasan a diario los vecinos del barrio.

Cuántas veces tú, lector, habrás pasado a su lado, y absorto en tus problemas, la has visto sin verla. ¿Y cuántas la pobre, en su lengua muda, habrá pedido la socorran? ¡Pobre vecina mía! ¿Qué puedo yo, iletrado en plantas, hacer por ti? Solamente, escribir estas líneas con la esperanza, ¿vana?, de golpear las aldabas de los corazones sensibles de Lobos, así, entonces, quién sabe… uno de ellos, de ellas, experto/a en plantas… tal vez… quién sabe