OSVALDO DI SANTO, BANDERAS (Escribe: Ricardo Sala) Correo de lectores
Aplicando la lógica, aprendimos que las cosas se construyen para determinadas funciones, otras parecen no tener una función particular, de estas, muy, muy, muy pocas cubren una función fundamental, «regalan emociones», transmiten mensajes, regocijan el alma, elevan el espíritu, en pocas palabras no «funcionan» pero son fundamentales para la vida. Son ARTE.
Recuerdo que era pequeño cuando en la agencia Ford de la calle Buenos Aires había un muro muy grande que un señor estaba «decorando» con viejos engranajes, repuestos de autos en desuso, elementos recuperados del desguace (la chacarita) todos combinados con armonía y colorados en modo muy especial. Mi primera curiosidad era entender cómo funcionaban esos engranajes, después entendí que no servía para nada, pero me atraía, me estimulaba, me encontré por primera vez de frente al ARTE, el señor era Osvaldo Di Santo, que con los años se transformó en un gran amigo y hoy me encuentro en una situación muy particular, tengo un amigo que quiero como amigo, pero admiro como artista. Una situación de cercanía y respetuosa reverencial distancia que conviven contemporáneamente.
Creo que Lobos restaurando la obra «Banderas» está rindiendo homenaje a una persona que es mucho más grande que lo que creemos, su arte nunca fue suficientemente difundido, él es extremadamente humilde, pero no exagero, no tengo dudas que su obra es sublime.
Gracias por regalarnos su arte, distinguido profesor Osvaldo Aníbal Di Santo!
Gracias por regalarme tu amistad querido Osvaldo!
p.d. gracias y felicitaciones también a Andrea Avagnina, restauradora de la obra Banderas, otra gran amiga y excelente artista.
Ricardo Sala