IDENTIDADES (Poema de Domingo Adalberto Galli)

Desde el abismo de un misterio oscuro (de una zona entrañable
que conforma mis límites y me llena de acentos) me apuran
la tenaz melancolía,
esta arrogancia antigua poniéndome los gestos repetidos
y la tierna aspereza del canto que yo canto y que repica en otros
con la constante música de la sangre fluyendo en acequias de tiempo.
Desde un lugar lejano me viene esta amorosa compañía
que dibuja mi sombra y me susurra fechas y camina conmigo
sin que la haya cargado;
que me impulsa adelante, cansándome en la marcha,
mientras me impide desandar caminos,
borrándome las huellas ya marcadas en los paisajes lerdos
repetidos a diario.
Se me confunden sendas en el sordo sonido
del andar taciturno de un abuelo materno al que no conocí
y en la alegría sin causas de vascos e italianos que habitaban aldeas
con sus siestas pobladas de misterios y duendes y en cuyas noches,
plácidas,
cantaban a la luz de mil estrellas, con el sabor del vino oscuro y tinto
y al son de una guitarra.
Y mi padre soñaba sus sueños carpinteros en los que se perdieron
los dedos de su mano entre virutas,
en tanto que mi madre, con agujas de fuego y de cansancio,
iba grabando, en lanas de cobijo o en sedas de esplendores,
los signos agoreros de cosas que devienen sin pausa y sin cansarse.
Desde el fondo del tiempo van llegándome
los aromas señeros de dulces y de salsas (aromas olvidados
de la infancia),
el rumor de las voces a las que yo respondo y la memoria indócil
que me forma recuerdos de sitios olvidados a los que nunca fui
pero que, sin embargo,
aún retienen los ecos de mis pasos pese a que nunca ¡nunca!
con mis pasos medrosos transitara sus piedras.
Y yo soy, pues mi historia se nutre en sus historias (¡tiene
sus mismos nombres y apellidos…!)
Ellos son por mis pasos, que repiten sus marchas. Ellos son
por mis dudas,
por mis vacilaciones, por mi búsqueda vieja y siempre nueva;
ellos son por los sueños con que sueño; ellos son por lo terco
de mi esperanza terca.
¡Ellos son por mis ansias…!
Yo soy por lo inmutable de su herencia
pero más, por lo largo y por lo esperanzado de su infinita espera.