EL SÍMBOLO (Poema de Adalberto Galli)
Pende Cristo en la Cruz de las infamias. En la Cruz de
los miedos y en mil cruces agónicas
en las que sufre y nunca muere.
¡Por mis culpas ÉL sufre y agoniza una y mil muertes,
una y mil fatigas, una y mil cobardías…!
Es que ÉL, que sabe todo de las culpas,
tiene la mano leve en los perdones y me las borra
y, haciendo un ramo de bellos pimpollos con mis faltas antiguas,
las ofrece como el mejor tributo.
¡Agoniza…! Y yo miro porque sé que algún día,
cuando sea mi vida la que escapa,
ÉL estará conmigo para aliviar mi pena
sosteniéndome el alma.
La Cruz se ha florecido y el madero de muerte
renace en tanta vida y emborracha en perfumes
que van dejando aroma de maderas
en todos los objetos que cantan
con los ecos de los trinos lejanos de los pájaros.
¡Pende Cristo en la Cruz…!
Trata, si puedes (¡por lo menos, trata!)
de no agregar ni un clavo,
ni una espina, ni un latigazo más a aquella lacerada espalda
ni tu desesperanza a la infinita pena del Dios vivo
que sufre tus miserias,
ni el cuenco de tu sed nunca saciada
a la sed que lo acosa allá,
en el Gólgota.
¡Pende Cristo en la Cruz… en agonía…!
¡Pende Cristo en la Cruz…! No te le cuelgues
que es justamente por tus propias culpas
que dolorosamente, desde todos los tiempos,
se desangra.
¡Cristo en la Cruz y su larga agonía…!
Tal como pasó ayer… Como, sin dudas, ha de pasar mañana…
Los clavos, los maderos intentaron unir lo que fue barro
a lo que siempre es tierra y,
lo que ya era Luz,
se ordenó en rayo que señalaba, sin vacilaciones,
una senda luminosa en el Cielo.
Si te pesa la Cruz que ÉL ha cargado
intenta compartir su peso muerto en el camino que lleva
al Calvario.
Pero pide perdón por tu arrogancia porque es mucho,
(se me hace demasiado),
lo que intentas
cuando intentas hacer, sólo cargándola,
la Cruz de Dios a Dios un poco más liviana.
Domingo Adalberto Galli. – Abril del 2000.-