CANTATA EN MI MAYOR – Poema de Domingo AdalbertoGalli-

Por Infolobos abril 24, 2020 10:31 Volver a la Home

Extraviado en las horas de relojes que siempre
perdieron sus agujas en una de sus vueltas y después,
poco a poco, se quedaron sin cuerda,
camino por las calles de mi barrio que, a cada media cuadra,
me inventan una esquina o me pierden en los viejos zaguanes
y en jardines con flores que florecen de golpe y se marchitan
y por eso mis citas, a las que llego tarde,
me quedan tan, tan lejos y se cansan mis pasos así camine lento.
Voy perdiendo mis cosas en el largo trayecto
y aunque voy encontrando cosas que otros perdieron
se me llena la alforja con inútiles lastres
que me alerdan la marcha y me cambian los gestos.
A veces me resbalo… a veces me tropiezo…
meto el pie en algún charco… piso lo que no debo…
Pese a que se me mueren las flores que he cortado,
me dejan su perfume para lograr que, a veces,
hasta los picaflores se engañen cuando paso
y me ronden los ojos, constelando mi frente con los rasgos del ceño.
Nostálgicas me llueven esas tardes de otoño
con mil fotos borrosas de gentes que se han ido
o recupero rostros en espejos manchados
que me forman los vidrios de todas las ventanas
y esos escaparates que ofrecen tantas cosas que poco necesito.
El aire, irreverente, me trae, con los ruidos,
ciertas voces queridas que dicen las palabras que no encuentro
cantando las canciones ya olvidadas, marcándome los ritmos,
y mis pasos antiguos, pareciera,
vuelven a ser los pasos de aquel lejano niño
que busca, empecinado, los arcoiris en medio de las nieblas.
Desde los cables tercos los flecos y las cola
del viejo barrilete con colores de Boca
me da su risa irónica mientras simula repetir sus vuelos
y el recuerdo de aquellas mariposas de todos los colores
va marcando mi marcha y me sigue los pasos
aunque nunca las vean los que me están mirando
y no puedan, entonces, saber por qué, esos días,
mi sonrisa al andar, se vuelve mansa y tierna.

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