APUNTES PARA UN RETRATO (Poema de Domingo Adalberto Galli)

Soy carcelero de ángeles, verdugo de violetas,
brujo malo de cuentos,
asesino inclemente de pájaros en vuelo.
Soy una sombra tenue que aparenta esconderse,
haciendo sordos ruidos y con risas alegres,
entre las tumbas de algún cementerio.
Soy amigo de sátiros y enemigo de héroes,
un duende en cada siesta, un fantasma en las tardes
y, cuando cae la noche, alma en pena.
Soy un silbo en lo oscuro de una oscura vereda
o hago el sonido de los campanarios cuando doblan a muerte.
Parezco, a veces, mil cristales destrozados cayendo como estrellas
(toda la eternidad en un segundo
o un solo instante devenido en lo eterno).
Soy esclavo sumiso de amarillos papeles,
alucinado permanente por aquel ramo de flores que están secas,
borracho de recuerdos ardientes de veranos
quemándose y ahumando
en un tiempo de relojes sin cuerda
que suenan o han sonado allá… ¡muy lejos!
Soy, casi siempre, el eco de montones de cosas.
Me asusto, muchas veces, al no reconocerme,
y hasta he llegado a saludar a mi sombra, levantando mi mano,
porque me ha parecido que, hace sólo un momento, me crucé con ella.
Soy tantas cosas juntas y tan poco importantes
que hasta me estoy temiendo que el ruido de mis pasos
sea realmente el sonido de los pasos de otro
(a quien no he conocido) que me viene siguiendo.